23 Oct EL CRIMEN DE ESPLÚS
El crimen de Esplús golpeó a la sociedad aragonesa en la transición. Tuvo lugar en Esplús, un pequeño pueblo de Huesca y, por su repercusión, tuvo un juicio muy mediático. De hecho, se escribieron varias novelas hablando del misterio que rodeaba este asesinato.
Quién fue Juan Vila Carbonell en el crimen de Esplús
Juan Vila Carbonell, de 47 años, la víctima, era un hombre de carácter muy violento que maltrataba a su familia. En su día las crónicas de los periódicos relataron anécdotas como que hacía trabajar a sus hijos pequeños en las obras en jornadas de catorce horas. Y que no les dejaba estudiar. O que obligaba a su familia a vivir en la miseria, entregando a su mujer una cantidad mínima para pasar el mes. Además, humillaba y sometía a vejaciones a todos. En la casa vivían todos aterrorizados por él, aunque fuera de ella, su carácter cambiaba. Tenía amigos y daba la imagen de ser un hombre afable. Tenía una finca de 110 hectáreas de regadío, donde guardaba sus armas, pues era un gran aficionado a la caza. Una de esas armas, la pistola Star de 9 mm, sería la que le causaría la muerte.
Quien era Nieves Soldevila en el crimen de Esplús
Apodada tras el crimen como la «dulce Neus» por su voz suave, era una mujer contradictoria. Por un lado, sufría el maltrato constante de su marido, razón por la que contaba con el apoyo de sus hijos. Pero, a su vez, tenía varios amantes y pidiendo créditos a los bancos, que no devolvía, organizó una gran estafa piramidal. Poco antes del asesinato había animado a su marido a suscribir un seguro a favor de sus hijos de 25 millones de pesetas. En la muerte del cabeza de familia, orquestada por ella, hubo un claro móvil económico.
La manipulación de la Dulce Neus
Poco a poco la mujer fue manipulando a sus hijos para convencerles de que tenían que eliminar a su padre. Ellos, que veían las vejaciones a las que les sometía, cayeron en la trampa. En el juicio, la declaración de los hijos no dejó dudas de que su madre les había ido convenciendo para que asesinaran al padre. El día de autos, tras una copiosa comida, Juan Vila se quedó dormido. Además, le habían administrado un Valium sin que se diera cuenta para garantizarse su absoluta indefensión. Su esposa cogió del armario la pistola y salió en busca de sus hijos. «Ahora que papá está dormido es el momento», les dijo.
Finalmente, fue Marisol, de 14 años, la que pegó el tiro en la nuca al progenitor que le causó la muerte. Aunque con la connivencia de tres de sus hermanos y de la criada de la casa. La muchacha, que se había entrenado tirando contra unas pacas de paja, ejecutó las órdenes de su madre sin vacilar. Mientras el padre se debatía entre la vida y la muerte, la familia huyó a Barcelona. Por el camino se deshicieron del arma arrojándola a un campo desde la carretera. Estos detalles se conocieron al celebrarse el juicio en la Audiencia Provincial de Huesca.
La versión de La Dulce Neus
Ella explicó que unos encapuchados, terroristas del Grapo, habían atacado su casa de campo, agarraron a su marido y lo subieron al dormitorio de la primera planta. Pero la coartada estaba llena de lagunas e incongruencias y, en seguida, se descubrió la verdad. Contribuyó a ello que la criada acabó confesando lo que sabía, con lo que la versión de la ‘dulce Neus’ se vino abajo y pronto fueron detenidos ella y sus hijos.
La investigación en el crimen de Esplús.
La Guardia Civil de Huesca se hizo cargo de la investigación. Al principio, se creyó que podía tratarse de un atentado político por las ideas de extrema derecha del industrial. Se sospechó de ETA, del GRAPO o incluso de Terra Lliure. También se pensó en un asesinato como ajuste de cuentas. La familia, que regresó a su domicilio de Montmeló, realizó una parada en su viaje para enterrar la pistola y los casquillos. Pero las pruebas periciales de las balas que alcanzaron a la víctima llevaron a los inspectores a la insólita e inesperada conclusión de que el agresor o los agresores podían pertenecer a la familia del fallecido. La Policía descubrió numerosos puntos débiles en sus declaraciones y tras investigar las cuentas y realizar otras gestiones logró reconstruir la vida que llevaba el matrimonio. Al interrogar de nuevo a la empleada de hogar, ésta terminó el asesinato.
Las condenas
María Nieves (de 18 años) fue condenada a 12 años por su complicidad en el crimen. A los gemelos Juan y Luis (de 17 años) les castigaron con 10 años a cada uno. Marisol, autora material del crimen, ingresó en un centro tutelar de menores y unos familiares se hicieron cargo de ella. A la criada le cayeron seis meses de arresto y una multa. A la Dulce Neus la defendió el famoso abogado Emilio Rodríguez Menéndez. Fue condenada a 28 años de prisión como inductora del asesinato de su marido. Cuando entró en régimen abierto huyó a Sudamérica. Allí se dedicó al tráfico de gemas, hasta que fue extraditada a España. Con el tiempo, se casó de nuevo y hoy se la ubica en Montmeló.